El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie los hombres podrán aplicar leyes injustas, reñir, destrozarse unos a otros. Pero a 10 metros bajo el nivel de las aguas, cesa su reinado, se extingue su influencia y desaparece su poder. Ahí sólo existe la independencia. Ahí no reconozco voz de amo alguno. Ahí soy libre.
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